La gran ventaja de congelar las lentejas guisadas, es que vas a tener en la nevera varios platos preparados para ser útil y comer, pero no serán tan durables. Una opción alternativa excelente para ello, es comprar latas de lentejas, que usualmente ya vienen guisadas y no precisan tanto precaución para su conservación. La respuesta más sencilla a si se pueden congelar las lentejas cocidas es que sí, efectivamente pueden llevarse al congelador. No obstante, es necesario seguir algunos consejos a lo largo del proceso de cocción y conservación que harán más duraderas nuestras lentejas y se sostendrá su gusto tras descongelarlas. Por ejemplo, en una cazuela normal, las lentejas deben estar entre 40 y 50 minutos a fuego lento. Las alubias deben estar mínimo 45 minutos, pero en la olla exprés solo necesitan estar sobre 15 y 18 minutos.
No es que se ponga mala o no nos vaya a sentar bien pero es que queda con una textura mala, como que se deshace y pierde bastante gusto ya que la fécula se deshace al congelar. Es importante que procures consumirlas a la mayor brevedad (uno o dos días máximo) una vez descongeladas y que no vuelvas a congelarlas una segunda vez si en este momento la has congelado una primera. Las lentejas tienen la posibilidad de preservarse congeladas durante meses pero hay que tener una sucesión de puntos presente para llevarlo a cabo correctamente. Si tienes tiempo, remójalas en agua fría unos cuantos horas, sin añadir ni sal, ni bicarbonato.
Algo a lo que muchas personas le dan una importancia especial, es la calidad del agua que se utilice en la cocción. Existe quien emplea agua mineral embotellada por el hecho de que supuestamente provoca que se reduzca un poco el tiempo de cocción en tanto que tiene dentro menos minerales que el agua del propio grifo. Son mucho más digestivas si van acompañadas con verduras y hortalizas, aun con fruta en el momento en que las legumbres son en ensalada. Aportan a la dieta una esencial proporción de proteínas, hidratos de carbono complejos, fibra y minerales; y no tienen grasa. De esta manera, se quedan todos y cada uno de los garbanzos o judías sueltos y se pueden dosificar de manera fácil. Con este pequeño truco de cocina puedes cambiar tu manera de ver el cocinado de estos alimentos tan ricos nutricionalmente y tan asequibles para todo el planeta.
La proporción que recurrentemente vamos a usar es una medida de legumbre por 3 medidas de agua. Pero, si deseas tener lentejas por considerablemente más tiempo, entonces congélalas solo cocidas, o en su defecto, únicamente hidratadas. Para ahorrar tiempo a la hora de elaborar comidas y cenas, una buena opción es cocinar los alimentos y después congelarlos. Mucha gente elige este método con las legumbres secas para, en el momento de elaborarlas, ahorrarse el tiempo que tardan en ablandarse y cocerse. En ese momento la retiras y aclaras con agua fría para a continuación seguir a la cocción.
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Si deseamos proteger las lentejas cocidas en el frigorífico durante unos días, es preferible hacerlo cubiertas por su misma agua de la cocción. Una aceptable forma de ganar tiempo y tener legumbres libres de forma frecuente es congelar garbanzos o alubias una vez hidratadas o remojadas. La mayor parte de legumbres secas, salvo ciertas lentejas, hay que ponerlas en remojo.
Comámoslos de manera rápida y si contamos varios, invitemos a los amigos a disfrutarlos. Las gambas, langostinos y afines, sí se tienen la posibilidad de congelar en crudo, sin problema, mientras que se adquirieron frescos. El queso se puede congelar, -yo en verdad lo hago en el instante en que compro un queso y no lo estoy comiendo y no deseo dejar que se reseque mucho más- pero el inconveniente es mucho más de textura que ora cosa. El queso descongelado se desmorona al cortarlo y pierde parte de sus características. Si es para comerlo en bocadillos o en tacos, les recomiendo cortarlo en cuñas y laminarlo o cortarlo en cuadraditos antes de congelarlo. En el momento en que vayas a cocinar legumbres coloca en remojo el doble de las raciones que vayas a utilizar.
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Con todos estos trucos y consejos, podemos tener siempre a mano una aceptable ración de legumbres. Ten en cuenta que las legumbres pertenecen a los platos estrella de la dieta mediterránea y nos aportan un sinnúmero de nutrientes y casi nada de grasa. Se recomienda comer entre tres y cuatro raciones por semana en platos de cuchara, pero asimismo en ensaladas, salsas o cremas.
Cuando estén bien secas puedes guardarlas en una bolsa de congelación o en un envase hermético y las conservarás a lo largo de meses. La mayoría de variedades de lentejas no hace falta ponerlas en remojo, esto es, que tienen la posibilidad de cocinarse de forma directa. Me agrada llevarlo a cabo puesto que entre otros motivos reducimos los tiempos de cocción y favorecemos su digestión. La primera cosa que vamos a tomar en consideración es la proporción de lentejas que queremos cocer y el agua que iremos a requerir para hacerlo adecuadamente. La proporción que frecuentemente vamos a usar es una medida de legumbre por 3 medidas de agua. Puedes utilizar una bolsa por cada porción, sellar al vacío y finalmente meterla en el congelador.
El pescado normalmente se puede congelar sin inconveniente más allá de que hay que tener en consideración que es un alimento considerablemente más particular que la carne. Por eso, únicamente congelaremos pescados muy frescos, bien limpios por fuera y por la parte interior, recordando siempre secarlo bien antes de meterlo en el cajón del congelador para eliminar el agua. Los pescados que lleven dos o tres días en el frigorífico, mejor los cocinamos -si queremos podemos congelarlos después- y nos los comemos. Si bien generalmente todas y cada una de las frutas se tienen la posibilidad de congelar, en el proceso es posible que cambie su textura y su apariencia. Somos incondicionales de usar fruta fresca y de temporada pero tanto los frutos rojos como el plátano, son alimentos que aceptan más o menos bien la congelación. Ten en cuenta que se sostendrán en estupendas condiciones tres o cuatro días si no las vas a utilizar en ese tiempo es preferible congelarlas desde el principio, en lugar de guardarlas en la nevera.
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Si ponemos mucho más proporción de legumbre a hidratar de la que requerimos para cocinar, no hay ningún inconveniente. Las escurrimos bien y las metemos en una bolsa o envase hermético y las congelamos como és. Cuando las necesites, las tendrás listas para cocer sin la necesidad de meditar el día antes a ponerlas en agua. Seguramente has utilizado lentejas en elaboraciones como sopas y guisos ¿quién no? Poseemos inmensidad de opciones para poderlas usar en cocina y en un montón de recetas diferentes a las que habitualmente acostumbramos a llevar a cabo.
Echa un vistazo a estasRECETAS DE LENTEJAScomo esteFALAFEL DE LENTEJASque seguro te va a gustar y el la que he utilizado esta extraordinaria lenteja de tierra de campos. De los tres métodos, el que utilizo es el primero por el hecho de que considero que sostengo mejor la calidad y las propiedades alimenticias y organolépticas de nuestra lenteja. Esta lenteja es de pequeño diámetro, color de la cubierta pardo con punteaduras en negro, color del cotiledón amarillo, muy mantecosa y fina al paladar.
Después baja el fuego para que tengan una cocción lenta y despacio para que no se rompa la piel. Como hemos dicho antes vamos a dejar que cuezan entre 30 minutos y una hora hasta el momento en que estén blanditas. La sal se aconseja siempre añadirla en el final de la cocción para evitar que las lentejas se nos pongan duras.
Esto, como es natural, se puede utilizar tanto a garbanzos como alubias como otras legumbres secas que necesiten remojo. En el momento en que vayáis a congelar un guiso, tanto de carne como de pescado, es esencial que no lleve patatas incorporadas. Lo ideal es que el día que lo vayáis a consumir, al paso que el guiso se recalienta, le añadáis las patatas cortadas en trozos más pequeños y se vayan realizando al mismo tiempo a fuego retardado.